Desde ese momento, la imagen de esta niña fotografiada en un campo de refugidos afganos en Pakistan se convirtió en una de esas imagenes que llegan al alma, no solo en el mundo de la fotografía sino de la sociedad en general. La expresión de sus ojos, su profundidad, su mirada, inquieta e inquietante, hipnotizó al mundo. Pero, ¿quién era esta niña?, nadie lo sabía. En National Geographic fue bautizada “la niña afgana“, y durante 17 años nadie supo su nombre.
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